¿Las bombas atómicas garantizan la seguridad mundial?
Durante la Movilización por la Paz y el Planeta del 26 de abril en Nueva York los manifestantes le dicen adiós a las armas nucleares. (Imagen de www.globalwave.org)
“Detener la proliferación de armas nucleares, asegurar el uso pacífico de la energía nuclear y trabajar por el desarme son los tres pilares del TNP. Limitaciones institucionales y falta de colaboración de algunos países han debilitado uno de los instrumentos clave de la seguridad mundial”. Discurso de Barack Obama en Praga el 5 de Abril de 2009.
Como un claro contrasentido a ese notable discurso, los líderes de la naciones poseedoras de bombas atómicas insisten en que sin bombas atómicas no pueden garantizar la seguridad de sus habitantes. Estos países son solamente nueve, los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, Francia, Rusia, China, Reino Unido y USA, más Israel, India, Pakistán y Corea del Norte.
El 22 de Mayo recién pasado concluyó la novena Conferencia de Revisión del Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP) que se realiza cada cinco años, con un absoluto fracaso, no hubo documento conclusivo, ni un plan de acción de desarme como se acordó en la de 2010, ni tampoco realizar la prometida Conferencia para acordar una zona libre de armas nucleares en el Oriente Medio, todo esto gracias al bloqueo de USA y Reino Unido con el apoyo de Canadá, y a las exigencias veladas de Israel que no pertenece al Tratado.
El asunto no da para más, aún peor va en la dirección equivocada con el anuncio de USA de destinar un trillón de dólares durante los próximos treinta años en renovar y modernizar su arsenal nuclear ante los ojos atónitos de todos los países no nucleares que exigen un Tratado legalmente vinculante que las prohíba definitivamente.
Al parecer las tres Conferencia Internacionales sobre el impacto humanitario de las bombas atómicas celebradas en Oslo, Nayarit y Viena en los últimos dos años no tienen ninguna importancia para los países atómicos a la hora de querer resguardar sus intereses geopolíticos. La seguridad de todos nosotros los habitantes del mundo les importa un comino. Es más, prefieren destruir el planeta completo antes de perder sus enclaves de dominio mundial.
De otra manera no se explica su tozudez de no querer desarmarse aún habiendo suscrito el Tratado de proliferación nuclear que en su artículo sexto compromete a todos los Estados parte a llevar adelante negociaciones de buena fe tendientes a la eliminación de las bombas atómicas.
El compromiso con el desarme humanitario impulsado por el gobierno de Austria y respaldado por 107 naciones en la última Conferencia de Revisión citada se ve enfrentada a la falta de voluntad política de solamente 9 Estados que ven peligrar su seguridad si comienzan su proceso de desarme. Un error que a los ojos de muchos está pagando Ucrania al desarmarse voluntariamente luego de la escisión de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas. Si no se hubiera desarmado nuclearmente entregándoles sus bombas a Rusia, tal vez este último habría desistido de intervenir anexando Crimea a su zona de influencia, dicen los expertos. ¿Acaso Ucrania habría repelido la intervención con armamento nuclear? Dada esa posibilidad tal vez Rusia no hubiera hecho la prueba.
Los Estados nucleares arguyen razones de seguridad para no desarmarse, pero ¿qué razones de seguridad son ésas, que no se declaran? ¿Por qué no realizan una Conferencia solamente los 9 países nucleares y llegan a un acuerdo cumbre que garantice el desarme a toda la humanidad? ¿O es que la desconfianza es tal que ni aún las garantías expresas por parte de cada uno no son suficientes para comenzar el proceso de desarme? ¿Es que no existen posibilidades de que haya una Comisión de la Agencia de Energía Atómica (EIA) con acceso ilimitado a todas las instalaciones que supervise el desactivación simultánea? ¿Tanta es la paranoia de los países nucleares que ni por un segundo quieren quedar desarmados?
¿O tal vez sean los intereses de la poderosa industria armamentística americana que ve en el desarme nuclear una amenaza a sus intereses corporativos, y que en colusión con la economía norteamericana global ven en la multimillonaria inversión un verdadero motor para el desarrollo de la nación? ¿Y todo esto a costa de poner en jaque la seguridad de toda la especie humana?
Tal vez nunca lo sabremos, pero lo que sí saben los países no nucleares, principalmente los no alineados es que esta locura tiene que terminar, y que no están dispuestos a aceptar esta suerte de dictadura nuclear, y que va a negociar un Tratado que prohíba y elimine todas las bombas atómicas del planeta aunque los países nucleares se nieguen a participar, con el objetivo de denunciarlos y estigmatizarlos ante la opinión pública mundial. Y piensan hacerlo pronto, cuando se cumplan los setenta años del holocausto nuclear de Hiroshima y Nagasaki el próximo 6 de Agosto de este año 2015. La pregunta que sobreviene es de qué recursos podrán valerse los 107 países no nucleares comprometidos con el desarme atómico humanitario para hacer valer este Tratado a los 9 países nucleares, tal vez con un bloqueo económico?
Este capítulo todavía está por escribirse y espero mantenerlos al tanto de lo que ocurra.
Juan Gómez Valdebenito
Centro de Estudios Humanistas CEHUM-Alétheia
Miembro de la Campaña Internacional por la prohibición de las armas nucleares (ICAN)