Política Energética: Soberanía, Eficiencia y Sustentabilidad
El sector energético en Chile ha carecido de una política real desde el momento en que se inició el proceso privatizador de las distintas empresas del Estado en los años 80, proceso que ocurrió al alero, y como consecuencia, de las políticas neoliberales implementadas en diversos sectores de la realidad nacional y que poseen su fundamento en la figura lánguida del Estado subsidiario.
De esta forma el sector energético pasó de ser un sector considerado como estratégico a un simple nicho de negocios para los agentes privados, desligándolo de la responsabilidad social propia del sector, tanto en sentido productivo como en lo asociado a la calidad de vida de las personas.
Dentro de este proceso de cambio fue particularmente repudiable lo sucedido con el sector eléctrico, en donde, además de privatizar el sector vendiendo a precios ridículos y en condiciones que favorecían la instauración de monopolios -y oligopolios sumamente concentrados-, el Estado renunció por completo a la planificación de la expansión de la generación, toda vez que se auto marginó de la posibilidad de participar de dicho negocio. Esto se traduce en que las decisiones de expansión en cuanto a ubicación, tamaño, fuente energética y tecnología a utilizar en las futuras centrales de generación eléctrica, le corresponden exclusivamente a los privados, quienes toman estas decisiones en función de la rentabilidad del proyecto (evaluación privada), sin considerar las necesidades reales del país ni otros aspectos socioambientales a todas luces relevantes.
En resumen, podemos decir que se impuso un modelo de operación, expansión y tarificación del sector eléctrico que no asegura nada, pero del cual se espera que lo haga todo: bajos precios, abastecimiento seguro y oportuno, diversificación de la matriz e incorporación de energías renovables y nuevas tecnologías.
Ver Propuestas: hacia una política energética real y sustentable
Comisión Energía